sábado, agosto 03, 2013

Historias de Medina Sidonia (VI)



Sepulcro de Enrique II de Castilla en la catedral de Toledo
La leyenda del alcaide Ruy Fernández (III)

El vicario Francisco Martínez y Delgado en su Historia de la ciudad de Medina Sidonia (ed. J. M. Enrile, Cádiz, Revista Médica, 1875) cuenta entre los “vecinos esforzados dignos de honrosa memoria” por los hechos en que participaron en tiempo en que la ciudad era tierra de frontera a Ruy Fernández, cuya historia relata así:

Uno fue Ruy Fernández, que en tiempo del rey D. Enrique era capitán y alcaide de Medina Sidonia, para cuya defensa tenía de guarnición ochenta lanzas. Pasó por esta ciudad un pagador del Rey que llevaba dinero para los de Gibraltar. Ruy Fernández, noticioso de esto y hallándose con mucha necesidad de víveres, detuvo el que iba destinado a Gibraltar y lo distribuyó entre sus soldados contra la voluntad del pagador. Éste fue a quejarse al Rey que estaba en Sevilla y lo mandó llamar. Un día antes que el capitán marchase a Sevilla, una gran partida de moros pasó por delante de Medina y, como por orden del capitán ninguno de la ciudad salía a ellos, juzgaron éstos que la cobardía los tenía encerrados. Con esta seguridad y la confianza de su crecido número, retrocedieron e hicieron alto cerca de Medina. Ruy Fernández, que observó su poca reserva, alistó sus soldados y cerca del alba salió de la ciudad en buen orden, y dividiendo su tropa en dos cuerpos acometió al enemigo por dos partes. Los moros reprehendidos de su descuido y juzgando con el temor ser mayor el número de cristianos, ponen su seguridad en la fuga; mas, perseguidos, fueron al fin derrotados. Vueltos al lugar principal de la acción, mandó el Capitán cortar las cabezas a todos los moros que yacían difuntos en el campo de batalla en número de más de trescientos, y cargándolas en serones sobre acémilas que hizo venir de la ciudad, marchó con este repuesto a Sevilla. Llegó al alcázar y, reconvenido por el Rey del referido embargo, le suplicó en respuesta viese el regalo que traía. Desde una ventana vio el Rey aquel espectáculo y, preguntando la significación del enigma, le respondió Ruy Fernández: “Señor, estas cabezas son de moros, y para sustentar los que esto hacen, tomé yo el dinero de vuestra Alteza, para que ellos y yo nos pudiésemos sostener”. El Rey gustó mucho de su expresión, le mandó proveer bien y le hizo muchas mercedes. Se halla este hecho en la Historia y en una de las informaciones que se citarán después.

La Historia a la que se refiere el Vicario es la del Maestro Pedro de Medina, Grandezas de España, f. 41, según su cita a pie de página. La información es la ya mencionada en la entrada anterior dedicada a obtener indulgencias para la ermita de Santiago del Camino. En fin, nada aporta esta tercera versión, si acaso sorprende que haya desaparecido la intercesión del apóstol Santiago en la victoria de Ruy Fernández en un relato redactado por persona tan principal en la iglesia asidonense. Debió de parecerle excesivamente fantasiosa.
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