domingo, agosto 25, 2013

Historias de Medina Sidonia (IX)

Fragmento de página de la edición de 1566 del Libro de grandezas y cosas memorables de España de Pedro de Medina. Obsérvese la tipografía bien diferenciada para la B y la M mayúsculas.
La leyenda de Baucio Caropo (III)

La comparación de los textos del Vicario Martínez y de Pedro de Medina, que hemos ofrecido en las anteriores entradas relativas al asunto, nos permite determinar que el primero utilizó como única fuente el relato del segundo, que se limitó a extractar, no sin cometer alguna incorrección, pues, amén de la lectura “Barucio” por “Baucio”, en la edición de 1875 de la Historia de la ciudad de Medina Sidonia leemos que el nombre del jefe cartaginés con quien se enfrentó Baucio Caropo fue Bezerbal, cuando  en el Libro de grandezas y cosas memorables de España se lee claramente: “vn capitan cartagines muy diligente y astuto llamado Mezerbal, o segun otros escriuen Maharbal”. La equivocación estuvo causada por una mala lectura de las letras mayúsculas. Por lo demás:

1.    El Vicario Martínez se limita a hacer alusión a los dos nombres con que se conoció al héroe turdetano (“Barucio Caropo o, como le nombran otros, Bocio Capeto”), mientras que el cronista Medina había precisado que el nombre “Bocio Capeto” podía leerse en el prólogo de las historias de “don Sebastian, electo de Salamanca”.  Más adelante hablaremos sobre este particular.

2.    Siguiendo a Pedro de Medina, nuestro Vicario dice que Baucio “fue natural de esta ciudad (o sea, Medina Sidonia)”. “Natural de aquesta ciudad de Sidon”, dice el primero.

3.     Martínez sitúa la gesta de Caropo “a la entrada de los cartagineses en Andalucía”, tal y  como refiere el cronista ducal, después de que éstos intentaran “internarse en la provincia y poseerla a cualquier costo”. Califica a este pueblo de astuto y guerrero, y dice que se vio apoyado en su tentativa por los vecinos de Cádiz,  lo cual también se infiere de las palabras de Medina : “Sabido que los Cartagineses y todos los de Cadiz eran ya passados en el Andaluzia: donde repartidos por la tierra”. Ambos autores también coinciden en que:

- Los enfrentamientos principales entre cartagineses y turdetanos estuvieron precedidos de rapiñas: “Derramándose por sus campos, quemó algunas caserías, robó muchos ganados, prendió y mató muchos hombres” (Vicario); “En la primera llegada quemaron ciertas caserias y tomauan ganados: y prendian y matauan los hombres quantos hallauan a la mano” (Medina).
-    Los cartagineses, después de sus robos, se refugiaban en cercas de empalizadas que tenían rodeadas de fosos: “guareciéndose en unas empalizadas cercadas de cavas y bien fortalecidas, de las que salían para estas incursiones” (Vicario); “donde discurrian ciertas vanderas Africanas que hazian lo mas deste daño, las quales tuuo noticia que corrian el campo mas delanteras que las otras y se recogian en vna palizada que tenian cercada de cauas” (Medina).

4.      En cuanto al retrato de Baucio Caropo, si bien en un principio se conforma el Vicario Martínez con la sintética expresión “varón lleno de valor y ciencia, y diestro en el gobierno”, luego sucumbe ante la precisa descripción del cronista, que incluirá una interesantísima digresión sobre algunas costumbres del pueblo turdetano: “Varón de crecida estatura, de mayor ánimo y de singular instrucción en leyes, geometría y filosofía natural” (Vicario); “Varon de crecida estatura: dotado de grandes fuerças y esfuerço: pero no menos virtud y prudencia: tanto que ya de muchos años antes juzgaua la gente de su ciudad y lo mas de todas sus comarcas en los pleytos y debates que les sucedian con otros siete varones semejantes a el en bondad y discrecion, a quien este Baucio tenia señalados para compañeros de su cargo muy entendidos y sabios, en geometria, leyes y philosophia natural: las quales leyes fueron antiquissimas. Estas leyes aprendian de cabeça los varones nobles y principales desta gente: para que teniendo las en la memoria supiessen gouernar a si, y a los otros”. Ya veremos de dónde toma Pedro de Medina tan singulares detalles.

5.     Por lo que atañe a los enfrentamientos bélicos, el Vicario Martínez alude a los mismos dos que detalla Pedro de Medina.

-    El primero es un asalto por sorpresa del campamento cartaginés por parte de Baucio Caropo, que a tal efecto salió por la noche de Medina Sidonia después de recibir información sobre sus enemigos. Según el Vicario, el caudillo turdetano tomó con presteza el recinto y mató o hizo prisioneros a todos sus enemigos, excepción hecha de su capitán y de unos pocos que pudieron seguirle. Luego regresaría a la ciudad “cargado de despojos y laureles”. Pedro de Medina se detiene en este último particular aportando un nuevo detalle sobre el pueblo turdetano: “Con esta vitoria los Turdetanos y su capitan tornaron a la ciudad y lleuaron los presos: y grandes despojos que allí ganaron. Con mas algunas manos  diestras que cortaron a los principales de los muertos, las quales colgaron por memoria segun lo tenian en costumbre por señal de sus vitorias”.
-       El segundo, que se produce al día siguiente, es una escaramuza en la que Baucio y los suyos incendian las embarcaciones que los cartagineses tenían llenas de víveres en el río Guadalete: “Al día siguiente partió el mismo Barucio al río Guadalete, donde los cartagineses tenían una escuadrilla de barcos con víveres; los incendiaron, matando a los que los tripulaban y aterrando a los demás que desde aquel día respetaron a Barucio y su tropa de Medina” (Vicario); “El dia siguiente Baucio Caropo vino con su gente a la ribera abaxo del rio que dezimos ahora Guadalete, caminando contra la mar, y como supo que los Cartagineses tenian alli ciertos nauios con mantenimientos: acometiolos de subito con gran ferocidad, y tomados a prission los que los defendian: les puso fuego quemando los todos con quanto dentro tenian: esto dio muy gran temor en los contrarios” (Medina).

Pedro de Medina termina su relato con la noticia de la muerte de Baucio Caropo, de la que nada dice nuestro Vicario y que, según el cronista, se produjo a los pocos días del incendio de la flota cartaginesa. Refiere también las características de su enterramiento: “Fue sepultado magnificamente poniendole por el contorno del monumento tantas piedras enhiestas: quantos adversarios le vieron matar en las guerras y batallas en que se hallo, en quanto fue biuo porque tal costumbre tenian las gentes Españolas de su tiempo y aun muchos tiempos mas adelante”. Se equivoca, sin embargo, Medina al asegurar que los grandes mármoles hallados posteriormente en Medina Sidonia tienen este carácter funerario y, particularmente en el ejemplo que cita, los dos cipos romanos que hoy siguen colocados donde él mismo pudo contemplarlos, a la entrada de la puerta principal de la iglesia de Santa María la Mayor: “Y assi parecen oy en esta ciudad muy grandes antiguedades en marmoles muchos y piedras muy grandes blancas y muy hermosas que en la mesma ciudad se han hallado y hallan contino. Especialmente dos piedras que estan en la yglesia principal desta ciudad que son de las hermosas piedras antiguas que hasta oy se ayan hallado en España”.





Estas piezas aparecen consignadas por Julián González en Inscripciones romanas de la provincia de Cádiz, Cádiz, Diputación Provincial, 1982, de la siguiente manera:

“CIL 1313 (…) Inscripción honoraria; pedestal de mármol blanco, que mide 1,42 m de altura por 0,72 m de anchura; cada pilastra mide 0,10 m de anchura y las cenefas 0,10 m igualmente cada una; la cartela tiene unas medidas de 0,42 m de altura por 0,28 m de anchura. Tiene moldura de base y cornisa, la cartela está enmarcada por triple moldura y éstas a su vez por una cenefa cuadrangular elegantemente combinada con tallos y flores de cinco pétalos y botón central; rodeada por dos pilastras estriadas, coronadas por capiteles corintios, de bella factura, de los cuales pende una guirnalda de hojas y frutos, cortando la moldura el rectángulo donde está grabada la inscripción. Según Romero de Torres, el lado derecho ostentaba iguales motivos de ornamentación, pero sin guirnalda, y en el recuadro del centro la patera; su cara izquierda y la posterior conservaban, según Hübner, el simpulum y la corona laurea, respectivamente. Las letras son capitales actuarias muy elegantes, probablemente del siglo II d. de C., con una altura que oscila entre los 4,5 cm y los 4 cm. Hay un nexo IR (r. 2), u una I longa en VIR (r. 2)

M ANTONIO M F
GAL SYRIACO IIVIR
MVN AVG GAD
D • D

M(arco) Antonio M(arci) f(ilio) Gal(eria tribu) Syriaco (duum)vir(o) Mun(icipi) Aug(usti) Gad(tani). D(ecreto) d(ecurionum).

Esto es: En honor de Marco Antonio Siriaco, hijo de Marco, de la tribu Galeria, duunviro del Municipio Augusto Gaditano, por decreto de los decuriones.”

Las fotografías que ofrecemos pertenecen al libro de Enrique Romero de Torres Catálogo Monumental de España, provincia de Cádiz (1908-1909)

“CIL, 1324 (…) Inscripción honoraria: pedestal de mármol blanco, con moldura de base, que mide 1,30 m de altura por 0,70 m de anchura; la cartela tiene una altura de 0,79 m y una anchura de 0,60 m; en su lado izquierdo se distingue el simpulum; en el derecho, que la pared oculta(1), se esculpió la patera; en la parte posterior, según Romero de Torres, habría una inscripción visigoda; se encuentra a la izquierda de la puerta principal, empotrado en el ángulo del muro a manera de jamba. Las letras son capitales cuadradas, probablemente del siglo I d. de C., con una altura de unos 5 cm. Los signos de interpunción son triangulares, excepto en los finales de los rr. 1-4, donde hay hederae:

L FABIO L F GAL
CAPITONI •
AMICO OPTVMO •
L • AELIVS •
ROCIANVS

L(ucio) F(abio) L(uci) f(ilio) Gal(eria tribu) Capitoni, amico optumo, L (ucius) Aelius Rocianus.

Esto es: En honor de su excelente amigo, Lucio Fabio Capitón, hijo de Lucio, de la tribu Galeria, erigió este monumento Lucio Elio Rociano.”


(1)    Hoy está a la vista.
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