martes, junio 18, 2013

Thebussem (XLVI)

Imagen actual de la ermita de los Santos Mártires. Iglesia mudéjar, nártex y dependencias adosadas
"Iglesia visigótica", un artículo poco conocido dedicado a la ermita de los Santos Mártires de Medina Sidonia (IV)

Usted conoce el mérito y las virtudes del actual obispo de Cádiz, fray Félix de Arriete y Llanos,(1) y sabe que es de aquellas pocas personas para las cuales apenas hay palabras con que elogiar su valía. Yo he sido testigo de su modo de visitar la diócesis, de la manera patriarcal con que cumple las disposiciones del Concilio tridentino prout locus, tempus et occasio, y de aquella constancia en el trabajo que hace creer que al Obispo de Cádiz le es desconocida la significación de la palabra descanso.

Hace tres años que manifestó deseos de que no se viniese a tierra la ruinosa ermita de los Santos, y proyectó su reedificación, sin contar con más caudal que el caudal de su buen deseo, de su celo y de su constancia. Y es caso raro a mi parecer, señor don Aureliano, que en los años de 1869 y 1870, cuando tan lista y eficaz andaba en España la piqueta de los cobardes, soeces y estúpidos vándalos del siglo XIX para demoler monumentos artísticos, es caso raro, repito, que en dicho período haya tenido principio y fin la reparación del histórico templo de que me ocupo. Dado el impulso por el Obispo, apoyado por los señores curas medineses Pelufo y Corral y por el activo sacerdote don Juan Callealta, no faltaron limosnas y donativos de diferentes personas, y en especial del opulento labrador Martínez-Enrile,(2) con las cuales se ha conseguido terminar casi por completo la obra. Esta se ha verificado con inteligencia y acierto, y debo decir a Vm., por si le parece digno de hacerlo llegar a la Real Academia de la Historia, que han sido prolija y escrupulosamente separadas las repetidas costras de cal que cubrían las antiguas piedras, lápidas y columnas, y que las primitivas edificaciones del siglo VII se han restaurado con gran esmero y solamente en la parte indispensable para evitar su ruina, dejándoles air de vetusté y libertándolas del jalbegue que tanto enamora y cautiva los ojos de los andaluces; siendo todo ello debido a las disposiciones y especial encargo del Prelado, en quien corren parejos los sentimientos caritativos y religiosos con los históricos y con los artísticos.

El obispo Félix María de Arriete. Imagen tomada de http://liturgia.mforos.com/1699103/8007231-el-solideo/
Solicitó de Su Santidad indulgencias para los fieles que concurriesen a la inauguración de la ermita después de reparada, y las obtuvo por especial rescripto de Pío IX, dado en Roma el 28 de julio último.

En 8 del presente septiembre tuvo efecto la peregrinación al santuario; predicó el Obispo de Cádiz bajo la bóveda del cielo sirviéndole de púlpito una colina, y concurrieron miles de personas a esta romería, que duró desde el amanecer hasta bien entrada la noche. La descripción del entusiasmo de los asistentes, de lo pintoresco del sitio, de las tiendas de campaña con formas diversas en que el público se alojaba, la belleza y chiste de las andaluzas y el ruido y la animación que allí reinaron, sin la más leve sombra de profanación ni de desorden, resultaría agradable a trazarlo una pluma fina y discreta. La mía, y basta para prueba con lo que llevo escrito, es de ganso, y apenas si le quedan fuerzas para añadir a la presente misiva las seguridades de amistad, de gratitud y de cariño que a Vm. profesa

EL DOCTOR THEBUSSEM,

 Medina Sidonia, 15 de septiembre de 1871 años.


NOTAS DEL EDITOR
(1)  Félix María de Arriete y Llanos nació en Cádiz en 1811 y falleció en Chiclana de la Frontera en 1879. Ordenado sacerdote en abril de 1835 como fraile capuchino, fue destinado al convento de Écija, que hubo de abandonar por la Desamortización de Mendizábal. Volvió entonces a Cádiz, donde ejerció su ministerio en la Santa Cueva y en la iglesia de Santiago. Trasladado a Málaga en 1851, fue propuesto para arzobispo de Santiago de Cuba, cargo que no aceptó. Se consagró obispo de Cádiz y Ceuta en 1864 en el Palacio de Oriente de Madrid, siendo apadrinado por Alfonso XII, y en presencia del nuncio de Su Santidad. Durante su obispado se realizó, en 1866, el tabernáculo de la catedral de Cádiz. Permaneció en la ciudad durante los momentos más críticos de la campaña anticlerical del cantón y después del alzamiento republicano  abrió una suscripción popular para ayudar a los heridos de guerra. Tras serle admitida la renuncia a su cargo, se estableció en Chiclana, donde continuó su labor pastoral. En Medina Sidonia llevó durante muchos años su nombre la conocida popularmente como calle de La Loba.
(2)  Jerónimo Martínez-Enrile, agricultor y ganadero, fue comisario regio de agricultura de la provincia de Cádiz. Sus explotaciones alcanzaban las 6.500 hectáreas. Casado con doña Francisca Velázquez, viuda del también ganadero Domingo Varela, sus reses se lidiaron en Sevilla y Madrid. Era sobrino del vicario Francisco Martínez y Delgado, y dispuso en su testamento que su hijo Joaquín se encargara de la edición de la Historia de Medina que su tío había dejado manuscrita.

Imagen actual de la ermita de los Santos Mártires. Torre y edificación visigoda 

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