lunes, junio 18, 2012

Thebussem (XIX)

Baila-Bonita, un gaditanísimo y verídico cuento del Doctor Thebussem (1)



Curro García y Chano García fueron dos granujas gaditanos que vinieron al mundo en el Barrio de la Viña hacia 1790.

Después de rodar en varios oficios y menesteres, sin prosperar en ninguno, y de sufrir persecuciones de la justicia, Curro tomó un ventorrillo de Puerta Tierra,(1) y Chano una freiduría (2) de pescado en la esquina de Porriño. (3)

Ambos habían perdido sus verdaderos nombres. Curro, que era matón y enamorado, fundaba su vanidad en sacar al fandango la mejor moza del concurso.

―Yo ―repetía― siempre bailo con la más bonita.

Y esto bastó para ganarse por unanimidad el poético apodo de Baila-Bonita.

Llevaba ya tres años de medrar con su ventorrillo, de encubrir contrabando, de bautizar vino (4) y de ser negro (5) furibundo y más liberal que el mismo Riego (al cual tuvo la honra de dar la mano), cuando una tarde cierto borracho impertinente, y lo que es peor, sin dinero ni prenda que lo valiese, se empeñó en no pagar los cuarenta y siete cuartos del queso, pan, almejas, manzanilla y aceitunas que había consumido en el establecimiento.

―Señor Baila-Bonita o Baila-Feíta ―exclamaba el borracho― si yo no tengo parnés, tampoco me llevo nada de la tienda; lo que he comido, se halla aquí…, aquí en mi barriguita, de modo que sáquemelo vuestra merced…, quedamos en paz, y ¡¡¡viva el rey disoluto!!! (6)

Y Baila-Bonita, irritado y colérico con la burla, levanta la navaja con que se hallaba picando tabaco, arremete con el chuzón, y le da tal puñalada en el vientre que las tripas del difunto salieron a relucir como las de caballo de toros.

Resultado: que a buen componer, y gracias al ciudadano Riego, se arregló la cosa con seis años de presidio en Cuatro Torres. (7)

Dirigía el establecimiento un capitán retirado, hombre de pelo en pecho, que se llamaba don Andrés Mateo Moreno. Y como era servil, o sea blanco, y le causaba enojo el color que revelaba su apellido, compuso y repetía con frecuencia esta redondilla:

Aunque es Moreno no es NEGRO,
Pues según voz general,
Es más BLANCO que un panal
Don Andrés Mateo Moreno.

El favor que dispensó al reo fue ceñirle la cadena más pesada que existía en la casa, porque siendo también la más bonita, era natural que le agradase para bailar con ella a todo su talante y voluntad.

La espístola de Riego recomendando el proceso a un oidor de Sevilla decía entre otras cosas:

Pido que se le haga gracia por ser patriota liberal de buen corazon, que dió el nabajaso por la hobsecacion y la confucion en que se hallaba en aquella ocasion, sin darse la razon de que lo daba, y deseo y quiero que se sepa que a mis recomendaciones deberá García su triunfo.

En fin, la tal carta confirma las palabras de Galiano cuando escribió “que la instrucción de Riego era corta y superficial, no muy agudo su ingenio ni sano su discurso, y con puerilidades de vanidad increíble". (8) Creo que este ejemplo basta para demostrar de un modo evidente que pueden juntarse las condiciones necesarias para ser a un mismo tiempo héroe de Las Cabezas y tonto de la cabeza.

(Continuará)

Vista aérea del penal de Cuatro Torres en La Carraca. Foto tomada de http://www.franciscodemiranda./
info/es
(1) Así llaman en Cádiz al espacio (en el momento de la historia, simple arrabal de huertas y vaquerías) situado delante de las puertas de la muralla que da al istmo.
(2) La palabra "freiduría" no aparecía recogida en este momento en el Diccionario de la Real Academia por lo que Thebussem la escribe en cursiva.
(3) Ramón Solís en El Cádiz de las Cortes (Cádiz, Sílex, 2000, p. 48) dice: "También recibían un nombre especial las esquinas de las calles Sacramento y Herrón con Amargura. En el siglo XVII se llamaron del Carmen, y en la época que estudiamos, de Porriño".
(4) Mezclar el vino con agua para obtener mayor ganancia.
(5) "Negro" era sinónimo de liberal o constitucionalista, frente a "blanco" o realista.
(6) El borracho confundió los términos "absoluto" y "disoluto" al referirse a Fernando VII.
(7) El penal del Arsenal de La Carraca.
(8) El retrato de Riego del que Thebussem extrae estas palabras aparece en las Memorias de don Antonio Alcalá Galiano.
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