jueves, febrero 16, 2012

"Las habaneras de Cádiz" de Carlos Cano


I

Desde que estuve, niña, en La Habana
no se me puede olvidar
tanto Cádiz ante mi ventana, Tacita lejana,
aquella mañana pude contemplar...
Las olas de la Caleta, que es plata quieta,
rompían contra las rocas de aquel paseo
que al bamboleo de aquellas bocas
allí le llaman El Malecón...
Había coches de caballos, que era por mayo,
sonaban por la Alameda, por Puerta Tierra,
y me traían, ay, tierra mía,
desde mi Cádiz el mismo son...
El son de los Puertos, dulzor de guayaba,
calabazas, huertos...
Aún pregunto quién me lo cantaba...

Estribillo

Que tengo un amor en La Habana
y el otro en Andalucía,
no te he visto yo a ti, tierra mía,
más cerca que la mañana
que apareció en mi ventana
de La Habana colonial
"tó" Cádiz, la Catedral, La Viña y El Mentidero...
Y verán que no exagero
si al cantar la habanera repito:
La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz, La Habana con más salero.

II

Verán que tengo mi alma en La Habana
no se me puede olvidar,
canto un tango y es una habanera,
la misma manera
tan dulce y galana y el mismo compás.
Por la parte del Caribe así se escribe
cuando una canción de amores, canción tan rica,
se la dedican los trovadores
a una muchacha o a una ciudad...
Y yo, Cádiz, te dedico y te lo explico
por qué te canto este tango que sabe a mango,
de esta manera esta habanera
de piriñaca y de Carnaval...
Son de chirigota, sabor de melaza,
Guantánamo y Rota...
¡Que lo canta ya un coro en la plaza!

Estribillo

Según contaba el propio Antonio Burgos, autor del poema "Habaneras de Cádiz", esta preciosa canción fue concebida con el cantautor Carlos Cano durante un fin de semana que pasaron en otoño de 1984 en el Coto de Doñana, inspirándose ambos en el Cádiz que habían  retenido sus pupilas y evocaron durante una visita a La Habana. Primero fue la letra y luego la música, pero fue preciso regresar a Cádiz para completar la obra: al Cádiz de Pemán y de su Viudita naviera, a los sonidos de la comparsa de Paco Alba...

Con la viudita
que se va a casar
por poder...,
por poder tener un "marío"
que la lleve a la "Alamea",
y con el chisme
que es como un jazmín
que se convierte en palmera...

y a los cuplés, que darían lugar al estribillo, basado en unas palabras de Lola Flores quien, interrogada tras una gira por la Cuba de Batista sobre cómo era La Habana, respondió con su gracia genial: "Hijo, esto es como Cádiz, pero con negros; y con más palmeras que las que hay en el Parque Genovés".

Carlos Cano incluyó la canción en su Cuaderno de coplas (1985), con el que daría un gran giro a su carrera, y no sólo por incorporarse al sello Ariola. Aunque muchas son las versiones que de ella se han hecho, y algunas tan magistrales como las de María Dolores Pradera o Pasión Vega, ninguna como la primera. En días en que uno pasea por la Alameda de Apodaca y se recrea frente a la Bahía en las murallitas de San Carlos, el soniquete de la habanera vuelve a la cabeza como atraído por el paisaje y el paisanaje.

Sólo quiere ser esta entrada un pequeño homenaje a un gran intérprete y a una ciudad que me enamora, y que ya luce engalanada para sus días grandes del Carnaval. Mi felicitación al autor del vídeo que nos permitimos adjuntar.

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