domingo, julio 24, 2011

Aquiles travestido

Aquiles en Esciro, pintural mural de Pompeya, Museo Arqueológico de Nápoles

Según la tradición homérica Aquiles partió hacia Troya con sus mirmidones en correspondencia a una invitación personal de Néstor, Odiseo y Patroclo, y a pesar de la consabida advertencia de su madre. Algunos trágicos y Estacio en su Aquileida, sin embargo, ofrecen una versión distinta de los hechos. Tetis intentó ocultar al joven vistiéndolo de muchacha y llevándolo a la corte de Licomedes, rey de Esciro, donde compartiría su vida con las hijas del monarca. Tomó allí por sobrenombre Pirra, “La Pelirroja”, evidentemente por el color de sus cabellos. Quedose pronto prendado de él la princesa Deidamía, a la que no tardaría en dejar encinta. Con todo, la artimaña de su madre no pudo evitar que se cumpliera el destino del héroe, que terminaría encontrando en Troya la gloria eterna y la muerte. Habiendo sabido Odiseo por el adivino Calcante el paradero de Aquiles, se presentó en Esciro disfrazado de mercader y obtuvo permiso para ofrecer sus mercancías a las mujeres de palacio. Éstas se apresuraron a tomar avíos para sus bordados y hermosas telas, pero Pirra quedó descubierta cuando agarró con codicia las preciosas armas que también portaba el astuto rey de Ítaca. Cuentan algunos poetas que Odiseo incluso hizo sonar una trompeta de guerra en el gineceo y que, mientras la demás mujeres corrieron asustadas, Pirra reveló su ardor guerrero pidiendo armas inmediatamente. Aquiles partió sin conocer a su retoño, que fue educado por su abuelo y que igualmente fue reclamado para luchar en Troya una vez muerto el héroe tesalio, pues sin su concurso la ciudad jamás caería en poder de los griegos. Entre éstos Pirro fue bautizado como Neoptólemo, “El Joven Guerrero”.
El tema del héroe que se debatía entre los goces de Afrodita y la furia de Ares sirvió repetidamente de argumento a la ópera del Barroco. Al libreto Achille in Sciro de Metastasio pusieron música Arena, Amicone, Bernardini, Bertoni… Häendel estrenó el 10 de enero de 1741 su última ópera italiana, Deidamía, recreando el asunto. En la famosa aria “M´hai resa infelice”, la amada se enfrenta a Odiseo, causante de sus males.

Work: Opera Deidamia, HWV42
Act 3. Scene 2. Aria ''M'hai resa infelice''

Deidamia: M'hai resa infelice,
che vanto n'avrai?
Oppressi, dirai,
un alma fedel.
Le vele se darai
de' flutti al seno infido,
sconvolga orribil vento
l'instabile elemento,
e innanzi al patrio lido
sommergati, crudel.
M'hai resa infelice...

Performed:
Sandrine Piau, soprano
Director: Christophe Rousset
Orchestra: Les Talens Lyriques

Nicolas Poussin. Aquiles y las hijas de Licomedes, 1656, The Museum of Fine Arts, Boston, MA, USA

viernes, julio 15, 2011

Pigmalión

Pygmalion and Galatea - Jean-Léon Gérôme - www.jeanleongerome.org

Cuenta Ovidio en el libro X de sus Metamorfosis que Pigmalión, disgustado con los vicios innumerables que la naturaleza había puesto en el alma de la mujer, vivía solo y sin esposa. Artífice admirable, esculpió una estatua femenina de marfil increíblemente hermosa y se enamoró de ella confundiendo ensueño y realidad. La besa y la acaricia, y cree ser correspondido; le hace regalos, la viste y la exorna con joyas, la tiende desnuda en el lecho y la hace reposar entre blandas plumas. En el día de la fiesta de Afrodita, la más celebrada en Chipre, el escultor llevó su ofrenda a la diosa y le rogó tímidamente que su esposa fuera "semejante a la joven de marfil". Como augurio de su favorable voluntad, la diosa encendió por tres veces la llama del sacrificio. Cuando Pigmalión regresó a su casa y besó en el lecho la ebúrnea imagen, ésta comenzó a cobrar vida: su boca está tibia y sus pechos se ablandan, la sangre late en las venas y la hermosa joven incluso se ruboriza al sentir los besos de su amante. 

'Quas quia Pygmalion aevum per crimen agentis
viderat, offensus vitiis, quae plurima menti
femineae natura dedit, sine coniuge caelebs               245
vivebat thalamique diu consorte carebat.
interea niveum mira feliciter arte
sculpsit ebur formamque dedit, qua femina nasci
nulla potest, operisque sui concepit amorem.
virginis est verae facies, quam vivere credas,               250
et, si non obstet reverentia, velle moveri:
ars adeo latet arte sua. miratur et haurit
pectore Pygmalion simulati corporis ignes.
saepe manus operi temptantes admovet, an sit
corpus an illud ebur, nec adhuc ebur esse fatetur.               255
oscula dat reddique putat loquiturque tenetque
et credit tactis digitos insidere membris
et metuit, pressos veniat ne livor in artus,
et modo blanditias adhibet, modo grata puellis
munera fert illi conchas teretesque lapillos               260
et parvas volucres et flores mille colorum
liliaque pictasque pilas et ab arbore lapsas
Heliadum lacrimas; ornat quoque vestibus artus,
dat digitis gemmas, dat longa monilia collo,
aure leves bacae, redimicula pectore pendent:               265
cuncta decent; nec nuda minus formosa videtur.
conlocat hanc stratis concha Sidonide tinctis
adpellatque tori sociam adclinataque colla
mollibus in plumis, tamquam sensura, reponit.
     'Festa dies Veneris tota celeberrima Cypro               270
venerat, et pandis inductae cornibus aurum
conciderant ictae nivea cervice iuvencae,
turaque fumabant, cum munere functus ad aras
constitit et timide "si, di, dare cuncta potestis,
sit coniunx, opto," non ausus "eburnea virgo"               275
dicere, Pygmalion "similis mea" dixit "eburnae."
sensit, ut ipsa suis aderat Venus aurea festis,
vota quid illa velint et, amici numinis omen,
flamma ter accensa est apicemque per aera duxit.
ut rediit, simulacra suae petit ille puellae               280
incumbensque toro dedit oscula: visa tepere est;
admovet os iterum, manibus quoque pectora temptat:
temptatum mollescit ebur positoque rigore
subsidit digitis ceditque, ut Hymettia sole
cera remollescit tractataque pollice multas               285
flectitur in facies ipsoque fit utilis usu.
dum stupet et dubie gaudet fallique veretur,
rursus amans rursusque manu sua vota retractat.
corpus erat! saliunt temptatae pollice venae.
tum vero Paphius plenissima concipit heros               290
verba, quibus Veneri grates agat, oraque tandem
ore suo non falsa premit, dataque oscula virgo
sensit et erubuit timidumque ad lumina lumen
attollens pariter cum caelo vidit amantem.
coniugio, quod fecit, adest dea, iamque coactis               295
cornibus in plenum noviens lunaribus orbem
illa Paphon genuit, de qua tenet insula nomen.



Los versos de Ovidio han sido mil veces recreados por artistas y escritores. Me vienen hoy a la memoria mientras ordeno los papeles que me traje de mi último viaje a Madrid, durante el que disfruté varias horas en el Museo Thyssen-Bornemisza de la exposición Jean Léon Gérôme (1824-1904). Resuelto en la defensa de las posiciones academicistas frente al Realismo y el Impresionismo, el pintor francés forjó un mundo singular en el que la erudición y la historia sirven de pretexto para la creación de dramáticas imágenes que envuelven al espectador. Finísimo escultor, "Gérôme disfruta convirtiéndose en un moderno Pigmalión" policromando sus obras y haciéndolas cobrar vida. 

Pygmalion and Galatea (study) - Jean-Léon Gérôme - www.jeanleongerome.org

viernes, julio 08, 2011

Medina Sidonia en la Guerra de la Independencia (XVII)

El libro Medina Sidonia durante la Guerra de la Independencia (1808-1814)
puede encontrarse en las papelerías Iris y Pascuala de Medina Sidonia, y en su oficina de turismo; en la papelería Nicolás de Benalup-Casas Viejas; en las librerías Manuel de Falla, Q y Q, y Quorum, de Cádiz; y en las librerías La luna nueva y Librería Técnica (C/ Paúl) de Jerez. En algunas de ellas te ofrecerán asimismo un conjunto de cuatro láminas ilustrativas. Ayúdanos a difundir la noticia.

domingo, julio 03, 2011

Medina Sidonia en la Guerra de la Independencia (XVI)

Presentación del libro Medina Sidonia durante la Guerra de la Independencia (1808-1814)
El viernes 1 de julio, ante unas 300 personas, tuvo lugar en el Teatro Miguel Mihura Álvarez de Medina Sidonia (Cádiz) la presentacion del libro Medina Sidonia durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), de Jesús Romero Valiente, publicado por la Asociación Cultural Puerta del Sol en dos volúmenes y casi 1200 páginas.
Cuando se inicia la Guerra de la Independencia, Medina Sidonia era una ciudad de más de 10.000 habitantes cuyas fuentes principales de riqueza eran la agricultura y la ganadería, maltratada por las recientes epidemias y malas cosechas, y con dificultades, debido a años de mala gestión, para hacer frente a sus deberes con la Real Hacienda. La adhesión a la Junta Suprema de Sevilla, la proclamación de Fernando VII, las primeras actuaciones de la Junta Local de Gobierno y las aportaciones al Ejército de Andalucía marcaron el inicio del verano de 1808, que culminó con la llegada de varios centenares de prisioneros de Bailén y el obedecimiento a la Junta Central Suprema de Aranjuez. El año 1809, lejos aún los campos de batalla, fue de desavenencias entre las distintas facciones del pueblo. El 5 de febrero de1810 los franceses entran en la ciudad sin encontrar resistencia y pronto la consideran enclave fundamental para organizar la retaguardia del bloqueo de Cádiz. La presencia de las tropas vino acompañada del establecimiento de un nuevo régimen de gobierno local, cuya misión principal fue asegurar el suministro de las mismas. Las dos entradas de unidades españolas en Medina Sidonia a principios de 1811 propiciaron la emigración de muchos asidonenses descontentos, lo que, unido a las continuas exigencias francesas, hizo menguar notablemente los recursos de la población, de suerte que los últimos meses de la ocupación fueron de escasez y hambre.
A los pocos días de la marcha de las tropas imperiales, Medina Sidonia se dispuso a jurar y proclamar la Constitución de Cádiz, y sus dirigentes interinos prepararon la formación del primer Ayuntamiento Constitucional, proceso en el que hubo desacuerdos. La ciudad fue recobrando paulatinamente su vida habitual, ahora de la mano de nuevas leyes, sin dejar de cumplir con las contribuciones y alistamientos precisos para continuar la guerra. El fin de la misma vino acompañado de la reacción absolutista de Fernando VII, que se vivió sin ningún incidente.
Finaliza este libro con sendos capítulos dedicados a transcripción de documentos, biografías y láminas ilustrativas (muchas de ellas muy novedosas), y con la notable aportación de los licenciados en Historia y arqueólogos Salvador Montañés Caballero, Manuel Montañés Caballero y Alberto Ocaña Erdozáin sobre los hallazgos realizados en el castillo de Medina Sidonia, que precisan el uso dado por el ejército francés a este recinto; y con la transcripción y estudio por parte de Antonio Pérez-Rendón Collantes, catedrático jubilado de la Universidad de Salamanca, de dos preciosos textos: el discurso de Joaquín Pareja y Cortés el Amor de la Patria, y la Relación de lo sucedido en el convento de Jesús, María y José con la venida de los franceses, desde el año de 1810, escrita por la reverenda madre María Josefa Ibarra Asencio.
Pueden adquirir el libro en las papelerías de Medina Sidonia y en la Oficina de Turismo. En unos días estará también en las principales librerías de Cádiz y Jerez.
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