lunes, julio 26, 2010

sábado, julio 24, 2010

Franz Büchser (I)




Pintor y viajero
Franz Büchser, el retratista suizo de Thebussem, fue un hombre profundamente inquieto. Desde París, donde lo habíamos dejado junto al maestro Schnetz, marchó a Holanda y Bélgica, para acudir a la Academia de Amberes (1850-1852), y luego, a Grecia y Alemania. Entre 1852 y 1853 estuvo en España, donde adquirió cierta fama y adonde regresaría con frecuencia. Durante su estancia en Gran Bretaña en 1853 comenzó a interesarse por la pintura de paisajes, género que alternó con el retrato. De vuelta a España, pasó al norte de África (1857-1858). Allí desarrolló el gusto por el orientalismo, común entre los pintores de su generación. A su regreso, según escribe Íñigo Ybarra (p. 69), pintaría el retrato de Thebussem:
Recién terminada la campaña (la guerra entre España y Marruecos), y proveniente del Magreb, llega a Medina Sidonia el pintor suizo Franz Buschen (corr. Büchser). Muy en el estilo y gusto de la época, había recorrido el norte de África en busca de paisajes y tipismo con el que animar sus pinceles, se había encontrado con una guerra de por medio, y ahora desembarcaba en la costa española buscando descanso y algo de civilización. Mariano intimó con él, y entre paseos y tertulias encontrará tiempo para posar ante el pintor...
Imágenes: Callejón en Fez, 1858, colección privada; Grabado con la efigie del pintor, Die Weltwoche, 12/2010, p. 41.

viernes, julio 23, 2010

Thebussem (IX)



La realidad de la ficción
Anoche se presentaba en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Medina Sidonia la última obra de don Íñigo Ybarra Mencos, El Doctor Thebussem. La realidad de la ficción, una amena biografía del polígrafo asidonense don Mariano Pardo de Figueroa, más conocido por el seudónimo que inventó para, "como alemán", llamar la atención a los españoles sobre la importancia de Cervantes y El Quijote. El autor del libro, descendiente de doña Josefa Pardo de Figueroa, hermana de Thebussem, recorrió los distintos apartados de su relato en una charla amigable, distendida y no exenta de la gracia que también caracterizaba al biografiado. Había yo tenido la suerte de recibir esta obra, como regalo del propio autor, a poco de su publicación, así que ya la conocía bien y había disfrutado de ella.
Una precisión, tanto a don Íñigo como a mí, en algún articulillo, debe corregírsenos el que, equivocados por el Marqués de Laurencín ("Recuerdos e intimidades", 1917), hayamos llamado al autor del retrato, que Don Mariano regaló a la Real Academia de la Historia y que puede verse en la cubierta del libro, Franz Buschen. El verdadero nombre del artista es Franz (o Frank) Büchser y nació en Feldbrunnen (Suiza) el 15 de agosto de 1828, por tanto el mismo año que Thebussem. Fue Guarda Suizo del Papa y estudió pintura en la Academia de San Lucas de Roma. En 1849 se unió a los garibaldinos y pasó luego a París, donde trabajó en el estudio de Victor Schnetz, cuyo romanticismo le influyó durante varios años. En una próxima entrada seguiremos hablando de él.
Vaya de nuevo mi felicitación a don Íñigo Ybarra, y la recomendación de este libro a todos los amantes de la obra de Thebussem.

miércoles, julio 21, 2010

viernes, julio 16, 2010

lunes, julio 12, 2010

Dibujos I


Gavina (I)
Lápiz grafito, 20x28

"La afición por el dibujo reúne a estas cuatro personas de distintos ámbitos profesionales (Pascale Pérez Stalder, Jesús Romero, María Larios y Manuel Vázquez) y les empuja a emprender la iniciativa de organizar una sesión semanal de dibujo del desnudo con el fin tanto de mejorar sus habilidades en este campo como de disfrutar de la maravillosa experiencia que supone el dibujo del natural.
Pasados dos años del comienzo de las sesiones, hemos querido mostrar al público los resultados de dicha actividad, sacándolos del entorno privado en el que han surgido, en la exposición que presentamos. Con ella pretendemos, sobre todo, rendir homenaje a aquellos modelos que tuvieron el valor y la entereza de posar desnudos para nosotros fuera de un contexto puramente académico, y compartir con todo el mundo, aunque sólo sea en parte, el gran placer y diversión que para nosotros ha supuesto llevar a cabo esta actividad. Con la esperanza de que así sea, presentamos esta pequeña muestra Ejercicios del desnudo."
Con estas palabras presentaba la pintora María Larios la exposición que tuvo lugar esta primavera en Cádiz, sin mucho éxito a decir verdad, de una selección de los dibujos que realizamos los arriba citados en unas sesiones que esperamos reanudar el próximo curso.
Como el asunto no tuvo la publicidad esperada, vayan algunos de mis bocetos como ejemplo.

jueves, julio 08, 2010

Medina Sidonia en la Guerra de la Independencia (XII)


Imposible abastecer a las tropas francesas


Desde los primeros días de la ocupación de Medina Sidonia por los dragones de Latour-Maubourg son constantes las misivas de la Municipalidad asidonense (y no era en ello una excepción ni mucho menos) ante la Prefectura de Jerez y ante la Comisión Central de Subsistencias reconociendo su incapacidad para hacer frente a los suministros, imposiciones y gastos a los que debía ocurrir. El 9 de julio de 1810, don Joaquín de Latorre, vocal y secretario de la Comisión, comunicaba a los responsables de la ciudad que, en la reunión de ese mismo día, se había tratado sobre una carta en la que Medina pedía que se la socorriera en cuanto necesitaba para el suministro de la tropa, pues de todo carecía; que se la dispensara del pago de las gratificaciones de mesa y que, en lo sucesivo, se la eximiera de toda contribución y repartimiento. La Junta contestó secamente que, en su época más apurada le había suministrado 1.700 fanegas de trigo y que, por el momento, nada más podía hacer; y que, además, se extrañaba de que no hubiese remitido los estados que se le habían solicitado, en los que debían consignarse los suministros hechos a la tropa desde el 16 de abril hasta fin de junio, convenientemente detallados y con el visto bueno del comisario de guerra o del comandante militar; que, mientras no remitiera tales documentos, no sólo dejarían de prestarse los auxilios más urgentes sino que se daría parte al Comisario Regio del “descuido y abandono con que mira un particular que envuelve su mismo interés”; que la Junta no podía eximir de las gratificaciones ni de las contribuciones, pues esto dependía de autoridad superior.
Mil veces se repitió la historia en los años de ocupación.
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