jueves, septiembre 03, 2009

Iglesias, conventos y hospitales (II)

Financiar la caridad


En estos tiempos de crisis en que se oye que subirán el precio del litro de cerveza o, de nuevo, el de la cajetilla de tabaco para acopiar los fondos necesarios a fin de mantener el bienestar público y, particularmente, las prestaciones sociales, ando leyendo documentos de la Medina Sidonia de comienzos del siglo XIX.
De todos es sabido que grandes instituciones benéficas, como el Hospital de la Caridad de Sevilla, son fruto del arrepentimiento de una vida de disipación, en el momento cercano a la muerte, por parte de sus fundadores (en este caso Miguel de Mañara, en quien se dice está inspirada la figura de Don Juan). Poco sabemos todavía sobre el origen de los hospitales y casas de caridad de Medina: está pendiente, por ejemplo, el estudio de la figura del regidor Alonso Picazo, que en su testamento (11 de abril de 1544) legó sus casas para la creación del Hospital del Amor de Dios, donde sería sepultado.
Sobre este establecimiento leo una curiosa noticia en el acta de cabildo de 3 de febrero de 1808. El vecino José Gutiérrez pide al Ayuntamiento una licencia que le permita abrir un reñidero de gallos "ofreciendo dar la quarta parte del producto de su entrada á fabor delos pobres enfermos del Hospital del Amor de Dios". El cabildo acuerda acceder a lo solicitado y comisiona a su diputado de policía, el regidor Juan de Pareja y Morón, para que se asegure de que el negocio cumple los requisitos exigidos para tales locales y además proponga "al Ayuntamiento el precio de la entrada para su aprovacion y la exaccion delo que pertenezca al hospital".

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