viernes, mayo 29, 2009

José Emilio Pardo (XII)

Una accidentada función teatral en Manila


Un día después de la animada noche en la botica del señor Baden y de la tormenta que ni siquiera sintieron, los marinos españoles estaban invitados al teatro. Nos cuenta en sus Impresiones del viaje de circunnavegación de la fragata blindada "Numancia" el teniente de navío e ingeniero Eduardo Iriondo, compañero de nuestro José Emilio:

La empresa del teatro preparó también una función en nuestro obsequio, representándose a propósito, en un acto, La vuelta del marino, compuesto por el capitán de infantería don Enrique Tovar, que concluye con una inspirada y valiente descripción del combate del Callao.

Pero lo cierto es que la función movió más a la risa que a la reflexión, a tenor de lo que refiere Pardo en carta a sus padres el 22 de octubre de 1866.

Al otro día hubo función de teatro, y sucedió que con las aguas se había reunido en los alrededores tal plaga de ranas, que con su ran ran no dejaron oír ni una palabra de la primera pieza, salieron a espantarlas, pero ni por esas callaron los animalejos, hasta que un inteligente en ranas dijo que se encendieran hachones. Así se hizo, y repartidos treinta o cuarenta chiquillos iluminaron los alrededores del Coliseu poniendo en silencio a las que pidieron reír… Estas circunstancias del coro de ranas, sin quitar nada al mérito de la función ni hacerla ridícula, promovieron la verdadera risa, aquella de no respirar en un minuto, sostenerse el estómago con las manos y soltar lágrimas…

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