lunes, mayo 25, 2009

José Emilio Pardo (X)



Medalla del Callao. Foto cedida por Santiago de la Fuente, http://www.fuenterebollo.com

En Filipinas, que aún era España

Después de veinticinco días de descanso en Tahití (“esta tierra de bendición”), tras la recepción ofrecida por el Gobernador francés (una comida de más de tres horas en que se sirvieron “más de cuarenta platos diversos”), bien abastecidos los buques de “reses, aves, millares de naranjas, tabaco, etc.”, los tripulantes de la escuadra española ponen rumbo a Manila. “Todo el mundo bueno y sano, y completamente restablecidos los enfermos, de los cuales ninguno murió”, escribe José Emilio Pardo en su Diario.

A su llegada a la capital filipina, nuestro marino ha recogido correspondencia (cuatro cartas) remitida por su familia desde Medina Sidonia. Su padre le informa de las repercusiones que ha tenido en España el “hecho del Callao”. Él responde el 18 de septiembre de 1866, a la semana de estar en el puerto de Cavite, un tanto entristecido por la manera en que de nuevo se reconocen los méritos, que siempre paran en los mismos:

Nosotros hicimos lo que pudimos, pero la casualidad o la suerte hizo más. Supongo que los premios y gracias habrán parado en los jefes y favoritos, y los demás nos contentaremos con nuestra medalla y el gusto de contarlo. Haya salud y vamos andando… 

Verdaderamente enfadado con la dejadez en que se tiene a los servidores de la patria, con la consideración que merece España en el extranjero, con el descuido que tiene por sus colonias y con la situación política del país en general, escribe el siguiente párrafo, en verdad premonitorio:

Lo que a todos nos ha contristado y apenado es ver el deplorable estado de nuestra España, y el considerar que de poco sirve el que un puñado ganemos algunas consideraciones para ella, si los que están encargados de la patria la deshonran, envilecen y prostituyen con toda clase de escándalo, sin omitir el asesinato. Dios nos libre del cataclismo que está amenazando años ha. ¿A dónde iremos a parar? ¿Qué suerte estará reservada a un pueblo tan bueno gobernado tan depravadamente? ¿Nos pasará lo que a Polonia? ¿Nos consumiremos a fuerza de vicios como Turquía? ¿O llegaremos a ser marroquíes…?

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